Reseña: Sexy - Andrés Salgado

Los postes de luz se alzaban portentosos ante una versión hasta ese entonces desconocida de mí mismo. Una bolsa llena de panes en una mano y una llena de leche en la otra me obligaban a seguir el camino. Cada paso que daba era una estaca que se me clavaba en lo más profundo del alma; cada paso era un escupitajo a mi inexperta existencia.

Deje el mandado en la mesa y sin nada más por decir, los escalones fueron llevándome más cerca de la infinidad. La oscuridad brotaba imponente ante mis ojos ya fastidiados por esas compañeras saladas que obstinadas se negaban a sucumbir ante mi dignidad. Las estrellas fueron testigos de un corazón enamorado que vio como aquella musa a la que le había entregado su custodia, tenía otros cuantos encargos más en el camino. La luna me prestó su hombro y allí quedó marcada la humedad que suele dejar el abrir los ojos. El pequeño Esteban aprendió que el amor también duele.

Hace un año aproximadamente llegó a mí una novela completamente apartada de mi zona de confort y de todo aquello a lo que había leído hasta el momento. No es que el amor no se haya pasado de una u otra forma por mis lecturas, sino que simplemente la manera realista, subyugada y atrevida con que Andrés Salgado (el mismo de "Celia" o "De pies a cabeza") lo mostraba en "Martirio", era un terreno virgen para mis sentidos. Pero como el que es caballero repite, había que ver qué más tenían por decir las letras de este autor colombiano, y es por eso que estamos aquí, para hablar de "Sexy".

Este libro nos cuenta la historia de Katia Gerlein, una niña parida en las entrañas de la costa Caribe colombiana, con una ternura desbordada y con un deseo inexplicable de amar al mundo y a todo lo que en él habita. Ese deseo la lleva a descubrirse como ser humano, con lo mejor y lo peor que ello conlleva.

Cuando vi la portada del libro en las redes sociales de la Editorial 531, debo confesar que no me sentí en absoluto atraído por él. Ya habiendo pasado un tiempo con "Sexy" en mis manos, la en su momento desastrosa combinación de colores empezó a cobrar sentido, la tipografía bañada en azul llamó toda mi atención, y el contoneo insolente de una mujer despampanante y atrevida terminaron por embelesarme. Hay que darle tiempo al tiempo dicen por ahí.

En este segundo hijo Andrés Salgado nos entrega una historia sucia, en donde el sexo se explora por completo, en donde las vejaciones son el pan de cada día, y los límites no existen cuando de comerse al mundo se trata. Pero contrario a lo que cualquiera pudiera imaginarse con esta descripción, la narrativa utilizada por el autor es sumamente limpia y se impregna hasta los huesos de un toque poético que resulta peligrosa e inexorablemente cautivador.



Las ilusiones de un cuerpo cegado por el placer y una mente dinamitada por el deseo se visten con sus mejores prendas para crear una experiencia de lectura inolvidable, en donde la alegría que parece revestirlo todo, oculta una serie de suplicios que irán de a poco carcomiendo a Katia y a todos los que se pasen por su vida. En medio del pasar de los años nuestra diosa se las verá con la indolencia, con la desilusión, con el engaño, con el infinito, con la riqueza, con la miseria, y un mar de experiencias que definirán por completo su destino.

Cuando te paseas por los diferentes parajes de la historia, es imposible no notar un lenguaje más ligero y menos estridente que el utilizado en "Martirio", un lenguaje más universal y digerible; sin embargo, la madurez como escritor que ha adquirido el autor le permite crear una atmósfera mil veces más oscura, en donde la podredumbre del ser humano se refleja en su máxima expresión; la novela lleva sobre sus hombros una carga social impresionante, y que en medio de las carcajadas que acompañan la lectura del libro, termina por sobrepasarte y por poner tu mente a trabajar.

Lanzamiento de "Sexy" en la FilBo 2016
"Sexy" viene narrada a tres voces. Una tercera persona que nos cuenta desde el otro lado de la barda lo que Katia, nuestra protagonista, y Alex, uno de los personajes principales de su vida, nos van haciendo saber. El recurrir a este estilo narrativo es un total acierto dentro de la construcción de la novela, pues no te deja ciego ante las situaciones, te clarifica y te confunde al mismo tiempo, y te permite mudar de ojos con cuestión de atravesar un punto a parte. Ese intercambio de micrófono es uno de los puntos más fuertes dentro de la construcción de la obra, pues te permite razonar bajo realidades distantes, puntualizar momentos y hacerlos más ricos, y complementar lo que aparentemente ya lucía listo.

Una vez dicho lo anterior, es necesario hablar de la voz cantante, risueña y esplendorosa de esa morena de ojos verdes, dientes chuecos y magia entre sus piernas. El sabor del Caribe colombiano baña gran parte del camino de Katia por el transcurrir del libro, y ese es otro de los puntos que más me gustaron en la lectura. Escuchar a Katia es como dar un paseo por la playa, como un trago de ron con un vallenato de fondo, como alentar al Junior con cerveza en mano, como pedir una butifarra en una esquina cualquiera, o como ver el contoneo de las olas ante el coqueteo inescrupuloso del atardecer. Pero aquí no todo va bien, pues esa voz en ocasiones se pierde, y el acento se escabulle entre letras y conversaciones. En un momentos estás en Montería, en Barranquilla o en Cartagena, y al segundo estás perdido quien sabe en dónde. La magia dice adiós de vez en cuando y no se toma la delicadeza de despedirse.

Y habiendo hablado de la tierna, inestable, jodidamente sensual y abruptamente sexual Katia, sería iluso de mi parte no dedicarle un espacio al resto de seres que la acompañan por esta descarnada aventura. Es delicioso ver como el tiempo pasa, los personajes crecen y con ellos la historia misma. Cada personaje es vital a la hora de entender lo que es "Sexy", y este es otro de los puntos a resaltar dentro de la novela: la capacidad de hacer que todo trabaje por un mismo fin. Este estudio humano nos llevará a conocer el peso y las consecuencias del pasado, la picardía que trae implícita la inocencia, lo valioso de estar en el lugar y en el momento indicado, lo peligroso de no ver más allá, lo necesario de expiar nuestros demonios, y lo imperioso de darnos cuenta que no todo lo que brilla es oro. Damaris, José Tobías, Pablo, Vanesa, Yésmer (mi favorito sin duda alguna), Alex, Gabriela, Laura, Leonardo, Roberto, y quienes mi memoria injustamente no recuerda en este momento... fue un placer volar de su lado.

En un abrir y cerrar de ojos, este romance con el mundo se iba terminando y dentro del clímax recurrente en la lectura, ciertas presuras iban haciéndose presentes; algo así como un buen polvo que no dura lo que debería. En medio el éxtasis, recibí un final maldito, sobresaliente y, si bien algo descabellado, agradablemente sorprendente.

"Sexy" es una historia de amor insana, como las que vemos a diario en un país convulsionado como el nuestro. "Sexy" es una novela delicada, que roza lo impecable y acaricia lo desquiciado. "Sexy" es una oda a lo imperfecto, al suplicio que representa ese sentimiento transgresivo y puro llamado amor. "Sexy" es un poema tristemente cotidiano y lamentablemente olvidado. "Sexy" es una canción pegajosa, prohibida e intensamente interpretada. "Sexy" es un recordatorio de lo nocivo que puede ser querer a alguien... "Sexy" es un orgasmo desgastante, de esos que deberíamos experimentar al menos una vez en la vida.


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