Reseña: Nosotros los animales - Justin Torres

Los medios de comunicación, las altas esferas sociales y nuestra propia formación como personas nos han llevado a hacer de la violencia una forma de vida. Nos acostumbramos a ver gente muriendo de hambre, a los golpes que el vecino le da a su esposa, a decirle desechable a todo aquel que vive en la calle, a la pitadera constante de los conductores, a los empujones matutinos en el transporte público, a los muchos que arrojan basura en donde no se debe, al alarido desconsiderado de padres a hijos, y a muchas otras acciones que hemos convertido en cotidianas, pero que en absoluto lo son.

Como sociedad hemos ido adoptando costumbres y firmando acuerdos que lo único que han logrado es degradarnos y destruirnos de a poco, construyendo nuestro quehacer diario bajo la intolerancia, el irrespeto y la indiferencia como cimientos. Nuestra modernidad ha mutado en un proceso involutivo acelerado, que ha ido encontrando ciertos baches, pero que parece no tener retorno. ¿Qué estamos haciendo para cambiar el rumbo? Bueno, eso es tarea de cada uno de nosotros, y no pretendo ser juez ni parte, sino simplemente dejar un mensaje en este espacio.


El libro del que vengo a hablarles hoy llegó a mí gracias a la visita a Colombia del autor de "Para acabar con Eddy Bellegueule", Édouard Louis. En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2016, este joven francés tuvo un conversatorio en donde compartió escenario con otro personaje (y qué personaje), pero ascendencia estadounidense. Justin Torres llegó al país para presentar "Nosotros los animales", el libro protagonista en esta oportunidad.

Esta obra nos traslada a la Brooklyn de hace unas cuantas décadas, para contarnos la historia de una familia disfuncional compuesta por un padre bipolar, una madre demasiado agotada y tres hijos que personifican la mismísima santa trinidad, pero en un sentido inverso (o quizá muy exacto, no me atrevería a decirlo).

Es cuestión de levantar la alucinante portada para encontrarte con un relato hilarante sobre una pequeña sociedad, como lo es una familia, en donde la violencia se ha convertido en el pan de cada día. En medio de golpes, sexo, abandono, hambre, bailes, travesuras y más golpes, Justin y sus hermanos nos muestran su proceso de crecimiento y de descubrimiento personal. Además de la violencia intrafamiliar, la obra se adentra en terrenos como la segregación y la discriminación en varias formas, pudiendo parecer de este modo un libro cliché, pero diferenciándose en cierta manera de otros referentes gracias a la forma en la que está escrita.


La pluma de Torres es una cosa de otro mundo, y eso es notorio desde el preciso instante en que abres el libro. Bajo un léxico experto, un ritmo raudo y montones de recursos narrativos incorporados, el autor construye una obra que se siente elegante, pulida, y en cierto modo, estructurada. ¿Cómo es eso de elegante? El autor, teniendo la posibilidad, prefiere no acudir a las descripciones abruptas para hacernos partícipes de escenarios grotescos y nauseabundos, sino más bien se inclina por la sutileza ante circunstancias tan pesadas como las que describe. Con lo anterior no quiero decir que el libro deje todo a la imaginación, puesto que no lo hace, sino que es muy fino a la hora de plasmar de cara al lector la sordidez de lo que está narrando. Las caminatas por la nieve, el pecho escultural y excesivamente masculino de su padre, las botas cansadas en los pies de su madre, la calidez de una estación de autobuses en pleno invierno, y muchos otros lugares que podemos visitar al leer este libro se siente vívidos y muy auténticos.

En cuanto a los personajes, estamos frente a una familia que puede parecer rara, pero que es muy común. Un padre con otras costumbres, una madre algo resignada pero con muchas esperanzas y traumas en su interior, unos hermanos (Many y Joel) espejo de lo que han vivido, y un Justin excesivamente receptivo e influenciable. Ahí cierro este tema.


Édouard Louis y Justin Torres

En el mencionado conversatorio tuve la oportunidad de divertirme con las ocurrencias de Justin Torres, charlar con él algunos minutos y conocer un poco de lo que se pasó por su mente a la hora de escribir esta obra; sin embargo, y tal como se lo expresé, su opera prima es algo raro, muy bien escrito, pero raro.

A pesar de todo lo dicho y la buena pinta que puedan tener las cosas, tuve un problema y grande con este libro. A lo largo de las pocas páginas que lo componen, me sentí leyendo muchos buenos cuentos con un hilo en común, pero en pocas ocasiones una única historia. El autor deja huecos inmensos, se salta escenarios, planta ideas en el limbo y por trayectos parece perderse en medio de una obra que luce sumamente pretenciosa y curiosamente pesada. Me divertí, analicé, se me pusieron los pelos de punta, me enamoré con la limpieza en la escritura, pero debo confesar que muy pocas veces conecté con lo que el autor trataba de decirme. Quizá no entendí la propuesta y me haya perdido de algo grande, pero me sentí de pie en una exposición ante una obra que todos alaban pero que a mí no me generaba lo mismo.

"Nosotros los animales" es el primer paso de una carrera que se vislumbra prometedora. Una novela corta en la que la violencia en la cotidianidad es protagonista, y en donde la prosa elaborada parece sobrepasar lo que se está contando.


Vaya personaje es Justin Torres

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